Esta semana se ha avanzado en libertades públicas con la aprobación en general del proyecto presentado por los diputados Vlado Mirosevic, Alejandro Bernales, Maya Fernández, Víctor Torres entre otros, que propone la muerte asistida frente a una enfermedad terminal e incurable.
El derecho a morir con dignidad, y cuando ya el dolor físico y psíquico de quien lo padece es atroz, es un derecho, parte de nuestras libertades públicas, pero también para varios diputados creyentes un gesto de humanidad y dignidad con quienes sufren y sus familias.
Como en todas las materias de índole ética no existen absolutos. Un Estado laico debe asegurar a sus ciudadanos derechos y libertades más allá de religiones y creencias particulares. Nadie será obligado a la eutanasia, pero quienes no quieran en caso de verse enfrentados al dolor extremo sufrir el mismo, el Estado no puede exigir sacrificios ni mártires, debe asegurar el derecho al buen morir.
Un hecho no menor. La votación contó con algunos votos de la derecha, pero lo más interesante es que pese a tratarse de un tema espinoso y con muchas miradas, a diferencia de otros de esta especie, no fue un tema altamente debatido ni primera noticia de noticiarios.
Lo anterior, demuestra que Chile ha cambiado culturalmente mucho. Para quienes creen que Chile nació ayer hay que recordar que para que hoy discutamos estos temas sin chantajes de Iglesias o de grupos de presión, hay que observar lo difícil que fue para los Gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría llevar adelante estas discusiones.
La derogación del delito de sodomía consentida entre adultos, la filiación de los hijos, el divorcio, el acuerdo de vida en común, el aborto tres causales, la pastilla del día después y los programas de educación sexual, son solo ejemplos de un país y de fuerzas progresistas y liberales, que movieron con fuerza y desafío político el muro de lo posible.
En días en que todo lo hecho en el pasado es fruto de críticas y algunos creen que el país se refundó sin más, en un par de años, baste observar lo mucho que costó que temas propios de la ampliación de libertades públicas se hayan abierto paso en una sociedad donde sus grupos dominantes creen con mucha fuerza en las libertades económicas, pero en temas como estos prefieren cerrar los ojos. En el pasado, hombres y mujeres tuvieron coraje para plantear estos temas para que hoy nos encontremos acá.
Aún queda el matrimonio igualitario, y terminar con la tramitación de la eutanasia pero día tras día, Chile demuestra ser un país mejor y más maduro.