El título aplica a esta columna, a algunos artículos que debiera escribir, a muchas otras tareas que debiera cumplir. Pero la dimensión individual, aunque me despierte con los tantos pendientes, no importa. Importa mucho más lo que colectivamente seguimos “chuteando pa´mañana”.
¡Tenemos plebiscito! Ese de la nueva Constitución, la que nos acoja a todes con toda nuestra diversidad, con quienes concordamos y con quienes no, con todos nuestros matices. Esa que nos deje construir un futuro solidario, no egoísta ad absurdum. Claro que mientras la mayoría tiene marcado su calendario para el 25 de octubre, hay unos fantasmagóricos, arcaicos, macabros que andan sacándole el traste a la democracia y olvidándose del gran pendiente del levantamiento social de Chile…ese que sobrepasó todo, que hizo posible lo imposible y que sigue acumulándose. Ese que hará del 25 de octubre de 2020, ojalá, un día feliz, uno de comenzar a construir…
¡Tenemos pandemia! Y los preparativos iniciados en enero según se dijo en marzo siguen siendo improvisados hasta mañana con una miopía que más parece ceguera antigua. ¿Por qué la trazabilidad es problemática y no una fuente de empleo temporal para much@s? Sí, para quienes se empiezan a trasladar desde el Santiago cerrado al abierto en busca de un “pololito”. ¿Por qué los trabajos relacionados con el acondicionamiento de viviendas para volverse energéticamente más eficientes son caros, lentos, difíciles y no los de la construcción privada de “ghetti verticali”? Y hay quienes procrastinan insistiendo en querer pasar lista este año a cursos de niños y niñas que no están, en lugar de prepararse con buena ventilación y condiciones para escolares y profesores.
¡Tenemos cambio climático! Y como si lloviera (figurativo), en lugar de ayudar a enfrentar los problemas de la pandemia con energías limpias y propias, con empleos de calidad (dignidad), con opciones creativas, aparecen los agoreros barrocos –no por J. S. Bach, sino que por enredosos–
que hacen berrinches, fuera de toda racionalidad, por la energía fósil, el crecimiento sucio, la autoridad vertical y las metas ambiguas sin plazo.
¡Tenemos pueblos originarios! Y siguen los balazos, los wincas mestizos y los yanaconas… los cabeza de fósforo y los intentos de pacificación que no son paz, la historia antojadiza, las carreras resbaladizas que se detienen a balazos en la espalda sin encontrar nunca los percutores…
Pero ¡tendremos cueca! No será una pícnica de al norteste de Santiago, pero la de las olas del COVID, las de las demandas sociales y de participación de l@s ciudadan@s, por las historias negadas del sur…Porque no hay plazo que no se cumpla.

¿El futuro?: una cuestión de porfía buena
Supongo que día a día hago eco del optimismo porfiado en el contexto de cambio climático y en el contexto, por ejemplo, de nuestra nueva constitución. Con ese convencimiento voté apruebo y convención constitucional. Con esas ganas profundas trato de transmitir a la generación de nuevos profesionales y científicos la capacidad de maravillarse ante las complejidades de este mundo perturbado por nuestras malas decisiones y proveerles las herramientas de análisis y síntesis para que piensen, creen, cuestionen, propongan, argumenten y sustenten los nuevos paradigmas de las ciencias, de los quehaceres y los quereres.