El pasado sábado, en el Partido Liberal de Chile (PL) decidimos, -de manera respetuosa, tolerante y fraterna-, aprobar nuestra salida del Frente Amplio (FA), no siendo una cuestión fácil, ya que el PL fue fundador de dicho conglomerado, lo que marcó la cristalización de un proceso de esperanza y oxigenación al sistema político, al que muchas personas nos sentimos convocadas. Sin embargo, al día de hoy, el FA está avanzando en un sentido distinto al espíritu inicial de ser una coalición amplia y diversa que interprete los cambios que la ciudadanía demanda a través de transformaciones democráticas, lo que nos llevó a tomar la decisión de salida.
Comenzaremos a vivir un proceso constituyente inédito en la historia de Chile, en donde la ciudadanía lo único que espera es unidad y que aprovechemos la oportunidad para la creación de una constitución habilitante para los cambios y transformaciones que se han demandando en las calles desde hace muchos años.
En ese contexto, en el PL iniciamos un proceso de reflexión para determinar el rol que cumpliremos en Chile, especialmente en el proceso constituyente, pero también hablándole a todo el país, superando una lógica meramente impugnatoria y pasando a una de propuestas e ideas que piensen en el futuro. Es ahí que el desafío de los partidos políticos es servir como instrumentos para la construcción de mayorías, abandonando las calculadoras, debiendo -esas mayorías capaces de gobernar- ser construidas en unidad entre el mundo político, social y ciudadano-independiente.
Para poder logar lo anterior, desde el PL reafirmamos nuestro compromiso con el avance de las transformaciones sociales; con el pensamiento de progreso; con la esperanza que la libertad de los individuos y los intereses de la sociedad en su conjunto puedan ser conciliados e integrados; con el combate en contra de las concentraciones excesivas de poder, los privilegios y la intolerancia; con la confrontación de las fuerzas conservadoras y populistas; y con la dignidad, la solidaridad, el respeto mutuo y el bien común.
Para el Partido Liberal de Chile, el juramento de la Sociedad de la Igualdad está más vigente que nunca, lo que refleja la forma en como entendemos la política: reconociendo la soberanía de la razón como autoridad de autoridades; la soberanía del pueblo como base de toda política; y el amor y la fraternidad como vida moral.