“Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.”
Este poema de Neruda me ha gustado siempre, ¿será por el amor de los 15 años? ¿será por lo vanguardista o por lo humano que es cansarse de vez cuando? Cansarse de sí mism@ y de las boticas y el olor de peluquerías…del mundo. Hace pocos días nos abrazábamos deseando un mejor tiempo, un mejor Chile y un mejor mundo…y aquí estamos viendo ayatolas y payasos a cargo de armas que nos pueden destruir a tod@s. Y al Ejército y la Armada reivindicando asesinos, carajetes de nuestra historia. Y al primer ministro de Australia aún negando el cambio climático antrópico a pesar de la trágica evidencia. ¡Tantos estúpidos poderosos!
“Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.”
¿Cómo emerger de la tristeza, del desgano, de la desesperanza? Quizás caminando, vagando por la tierra…votando apruebo, soñando a pesar de la estupidez de los estúpidos, de los asesinos, de los egoístas. Eso, al fin, es lo que más les duele y termina venciéndoles: el volver a levantarse, el secar las lágrimas y recuperar la alegría, esa que sigue pendiente y que habrá que construir…walking around